Su gobierno no modificó las medidas, desde el punto de vista político, establecidas por Solón. A Salamina fueron enviados pobladores atenienses, que recibieron allí parcelas de tierra en propiedad. Fue esta medida especialmente la que aumentó la autoridad de Pisístrato. Se apoderó de la acrópolis ateniense por la fuerza y afirmó su poder unipersonal. Al perseguir a sus principales adversarios de la aristocracia terrateniente, utilizó, al parecer, las tierras que les confiscaba para distribuirlas entre los campesinos.
Estableció "tribunales en los demos", en las distintas localidades, respondían en efecto a los intereses de la población rural. Trataba de no violar las tradiciones de la vida política de los atenienses. Durante su gobierno, se efectuaron anualmente las elecciones de los funcionarios.
La significación progresista de la tiranía de Pisístrato residió en que el filo de su gobierno y de su poder estaba dirigido contra la vieja aristocracia ateniense de abolengo y contra todos los resabios anacrónicos del régimen de la gens.
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